El Chaparral


     El Chaparral debe su nombre a que la primera familia que se asentó en el caserío se refugió bajo una coscoja, mientras construía su barraca. Aunque aún queda en pie algún caserío, que enseña trazas con una cronología que lo acerca al menos a comienzos del siglo XIX, todo el lugar tiene un diseño urbano moderno. Su ermita, por ejemplo, fue construida en 1976.

      Dada la cercanía de los montes con explotaciones de magnetita, durante el último cuarto del siglo XIX, este recurso económico tuvo su relevancia entre los habitantes de El Chaparral. A partir de 1929 la industria minera entraría en decadencia hasta su total desaparición, debido a la situación de crisis de algunos de los países europeos compradores como Alemania, que afrontaba el gran desastre de la postguerra.

     Además de la minería, los habitantes de El Chaparral tuvieron en la agricultura su medio de subsistencia, muy relacionada con la vid, especialmente en el valle que queda en la zona oeste de la población. Pero sería el esparto el mayor de los beneficios de los cehegineros, puesto que su industria de cordelería, elementos y accesorios de esparto se mantendría como una de las principales de la Región de Murcia hasta, al menos, la contienda civil.

     Los vecinos de El Chaparral tienen por patrona a la Virgen de la Asunción, a la que veneran en el pequeño templo construido en 1976, diseño del arquitecto murciano Alfredo Vera Botí.

     Durante un fin de semana del mes de agosto, los vecinos celebran unas pequeñas fiestas en las que prima la convivencia de los habitantes, especialmente en las comidas y cenas programadas, con migas y arroces, y en las noches de verbena. Una misa en honor de la patrona y una procesión por las calles del pueblo ponen punto y final a las fiestas.
También se celebra en enero la fiesta de San Antón, en honor del cual los vecinos preparan una matanza de cerdo con la que se convidan, con migas y todo tipo de carnes y embutidos a la brasa.